Pasadas a través de la tradición oral de nuestro pueblo, las leyendas son fragmentos de la cultura de antaño de Costa Rica y que relatan historias con una moraleja, en la manera en que nuestros abuelos veían las cosas tiempo atrás.
El Cadejos
Cuenta la leyenda que fue el tercer hijo varón, parrandero y vago de un gamonal de Escazú. Siempre echado de día, en las noches envolvía un yugo en cobijas, lo ponía en la cama y se escabullía a parrandear.
El Padre sin Cabeza
Ñor Juan Rafael Reyes era el viejo más alegre del distrito de Patarra y no perdía, por nada de este mundo, los festivales del 27 de abril.
El Mico Malo
El Mico malo es un animal fantástico, que el pueblo costarricense imagina como un enorme y horrible mono, de ojos color de fuego y pelo negro y erizado, que deja huellas incandescentes como quemaduras.
La Segua
Hace mas de doscientos años, en un pueblito de Cartago, vivía una hermosa mujer, la más bella del pueblo. Linda como una rosa, de curvas pronunciadas, hermosísimos bustos, piernas torneadas y una cara sin igual; sin embargo era la muchacha muy orgullosa.
La Yegüita
En Nicoya existe la leyenda de que en el tiempo de la conquista, un indio y su pareja encontraron una veta de oro en el camino a Curime. De esta sacaba oro el cual cambiaba, entre los españoles, por alimentos y ropa.
La Carreta sin Bueyes
Cuenta la leyenda que una bruja vivía en un caserío del antiguo San José, pueblo de carretas, gente sencilla y creyencera; la bruja estaba enamorada del más gallardo de los muchachos del pueblo.
La Leyenda de Iztaru
Hace muchos años, antes de que los españoles llegaran a Costa Rica y Juan Vásquez de Coronado fundara Cartago, los grandes palenques se levantaban en las partes Norte y Sur de la región del Valle del Guarco.
La leyenda del Turrialba
Muchos años antes de la conquista, habitaban esta fértil región, indios fuertes y valientes. El Cacique, viejo viudo, cuidaba como único tesoro a su hija, hermosa joven de quince años, de cuerpo esbelto, de pechos en maduración, carnes morenas provocativas.
La bruja de Escazú
Cuenta la leyenda que esta bruja era negrita y una de las últimas brujas del pueblo más renombradas, que habitaba al norte de la Iglesia del centro de Escazú.
La Piedra de Aserri
Era otra época, eran otros tiempos; y el pintoresco poblado de Aserrí, estaba gobernado por un español ilustre y bien parecido; Pérez Colma era su nombre y muchas las miradas femeninas que seguían sus pasos y muchos los corazones que suspiraban por el apuesto hombre.
La Tulevieja
Esta era una viejita que vivía cerca del río Virilla en una casucha destartalada por el tiempo, usaba para taparse del sol un gran sombrero de “tule”, hoja amplia de la planta del mismo nombre.
La Llorona
En las altas horas de la noche, cuando todo parece dormido y sólo se escuchan los gritos rudos con que los boyeros avivan la marcha lenta de sus animales, dicen los campesinos que allá, por el río, alejándose y acercándose con intervalos, deteniéndose en los frescos remansos que sirven de aguada a los bueyes y caballos de las cercanías, una voz lastimera llama la atención de los viajeros.
Los Duendes
No hay una sola persona que no haya escuchado hablar sobre los duendes. Esas pequeñas criaturas con las que las madres amedrentan a los niños: “Te van a llevar los duendes”.
Los Muerras
Los Muerras eran gigantes que bajaban por la serranía de Tilarán, o por el Río Frío procedentes del Lago de Nicaragua; indudablemente debieron ser los Niquiras, cuyos vestigios se hallan en la Isla Sagrada Zapatera, entre Granada y Ometepe y las Islas Solentiname.
El Paso de la Vaca
¿Qué origen tiene la denominación “El Paso de La Vaca”?
Me lo contó un anciano que se las sabe todas, de esos que no pierden ni el mínimo detalle de lo visto o escuchado.
Las Hormigas de Nandayure
En cierta ocasión en que la bella Nandayure regresaba de una de sus frecuentes expansiones espirituales , por las alturas de los cerros de Maquenco y Las Camas, desde donde por horas de horas se quedaba extasiada contemplando el mar.